Isidoro Valcarcel Medina

Murcia, 1937

Isidoro Valcárcel Medina es uno de los artistas más representativos del llamado arte conceptual. El suyo es un arte que se basa en la proposición, en la búsqueda de consciencia de lo real mediante la participación. Su arte se relaciona más con las situaciones y la realidad que con la producción de objetos. Así, elementos como el juego, el desplazamiento, el azar…, son intrínsecos en su trabajo, ingente producción de proyectos y parco en artefactos y objetos artísticos.

La trayectoria de Valcárcel Medina se origina en la práctica de la pintura, primero desde el informalismo y luego desde presupuestos afines al arte constructivo. De la denominada por el propio artista como “pintura habitable” pasa a la construcción de lugares, a través de la práctica de environments, performances y la ejecución de instalaciones.

Tras su etapa pictórica, se abre un segundo periodo que se inicia con la intervención de grandes dimensiones en el espacio urbano: Estructuras tubulares. Realizada específicamente en el contexto de los Encuentros de Pamplona de 1972, es ejemplo elocuente de una de las constantes en el trabajo de Valcárcel Medina, tal y como se desprende de sus declaraciones: “Me siento en la imperiosa necesidad de establecer una ligazón entre el público y el espacio por él ocupado, su espacio, que se convierte, así, en espacio público”. En el mismo marco, el artista presenta también su film La celosía, trascripción literal de la novela homónima de Alain Robbe-Grillet, exclusivamente a través del propio texto y con una duración de dos horas.

A partir de este momento, Valcárcel Medina inicia un ciclo de obras orientadas a describir los diversos movimientos y espacios de la ciudad. Así, obras como Relojes (1973) y Motores (1973), a través de fotografías y registros sonoros, respectivamente. A estos ejercicios siguen otras obras articuladas mediante encuestas, anuncios públicos, fotografías anónimas, exámenes colectivos, diccionarios y grabaciones telefónicas, etc., obras que parten de la recolección y registro de datos y que se enmarcan en el denominado “arte sociológico”. De este periodo cabe destacar, entre otras: 12 ejercicios de medición sobre la ciudad de Córdoba (1974), Retratos callejeros (Madrid, 1975), El diccionario de la gente (São Paulo, 1976) o 136 manzanas de Asunción (Asunción, 1976).

A finales de la década de los setenta la obra se emparenta con la intervención poética y la acción postal. A partir de los años ochenta se aproxima a la arquitectura, implicándose a través de proyectos específicos en situaciones reales, como las realidades que se derivan, por ejemplo, de la creación de un pantano o del movimiento okupa.

En el año 2003 realiza su exposición Ir y venir de Valcárcel Medina en Barcelona, Murcia y Granada, una invitación del artista a transitar por toda su producción.